Barrio la Cruz, Nueva Trinidad, Departamento de Chalatenango, El Salvador

Después de una larga búsqueda en el Salvador, se tomò la decisión de abrir la comunidad en el municipio de la Nueva Trinidad, que forma parte de la parroquia Arcatao del departamento de Chalatenango ( situado a 132 km de la ciudad de San Salvador). Se colabora con la parroquia de San Bartolomé Apóstol desde el 15 de marzo del 2018.

La zona que forma la parroquia es un área donde vivieron intensamente la persecución el pueblo y la Iglesia, en los años de 1970 al 1980, cuando estuvo el conflicto armado entre la guerrilla y la fuerza armada del gobierno, que abarcaba todo el departamento.

En la diócesis se cuentan 55 masacres como crimen de humanidad, de las cuales 12 fueron realizadas en la zona parroquial.
Al final del conflicto armado y de los acuerdos de paz, refugiados y desplazados iniciaron a reconstruir la población de la comunidad.

Mucha gente ha retornado al lugar de origen y otros llegaron a poblar otras zonas. Este proceso de reconstrucción se llevo a cabo gracias al apoyo de la Iglesia, de los padre Jesuitas y la solidaridad internacional.

La parroquia está formada de 28 comunidades, más otras que han permanecido desabitadas: hay una alta tasa de migración debido a la falta de las condiciones necesarias para la producción agrícola.

Nuestra comunidad es completamente misionera en la que las hermanas visitan varios lugares de la parroquia para dar formación humana y espiritual.
Colaboran con algunos proyectos dentro de la parroquia, uno de estos es el proyecto de salud con el que dan cursos de formación en particular la medicina natural, esto ayuda mucho especialmente ahora en la época de la pandemia porque intentaron crear defensas para prevenir el contagio de COVID-19.

Colaboramos con el párroco Padre Miguel Ángel Vázquez y el consejo parroquial, brindando formación a agentes de pastoral, catequesis infantil y juvenil, grupos de monaguillos, pastoral juvenil y visitas a familias, especialmente a los ancianos que en su mayoría viven solos y son muy pobres. Se les lleva la Palabra de Dios y la Comunión, quienes lo deseen.

En algunos lugares se convocan a los adultos mayores para que se reúnan y se les comparte algunos temas de animación y motivación, porque algunas personas viven en depresión y soledad. Por estas razones se prioriza las reuniones con ellos.

La presencia de las hermanas en las distintas comunidades es un signo de esperanza, porque casi todas las familias han sufrido represión, de las cuales aún no han curado las heridas de la pérdida de sus familias en el período de violencia.